Que la animación está cambiando en los últimos años es algo innegable. Las productoras, animadores y guionistas se esfuerzan cada vez más por encontrar ese punto intermedio en el mercado entre el público infantil y el adulto. Es decir, las historias siguen siendo divertidas y de fácil comprensión para lo más pequeños, pero llenas de inteligencia, buen humor y matices “escondidos” para el disfrute de los mayores. Y uno de los mejores ejemplos de todo esto en los últimos años es la película que nos ocupa: “Lluvia de albóndigas”.
¿Qué pasaría si fueras un inventor de gran talento, mayor imaginación pero con muy, muy, muy mala suerte? Pues ese es Flint, nuestro protagonista, que tras varios intentos por alcanzar el reconocimiento de la gente (y especialmente de su padre) logra idear una máquina para sacar a su pueblo natal de la crisis que lo asola desde el cierre de la fábrica de sardinas enlatadas, bastión fundamental de la economía y alimentación de la pequeña ciudad. El invento en cuestión es sencillamente, el sueño de muchos: un aparato que hace que la comida llueva a petición de la gente. Y así comienzan las nevadas de helado, los torrentes de hamburguesas, etc…pero por supuesto, no todo será tan sencillo.
Todo el producto está bien aderezado con un reparto cumplidor en este tipo de películas, destacando entre ellos Anna Faris (Scary Movie) o Neil Patrick Harris (Como conocí a vuestra madre) que dobla de manera magistral a la mascota de Flint, Steve un mono con la capacidad de comunicarse mediante el habla gracias a un invento de su dueño. Este es un papel que sencillamente merece una mención aparte, porque el simio de marras se adueña de todas y cada una de las escenas en las que aparece teniendo muy pocas frases (cosa que personalmente lamento).
El humor es sin duda la viga maestra de este largometraje. Absurdo algunos momentos, histriónico otros, pero siempre inteligente y que irremediablemente os arranca una sonrisa cuando no una sonora carcajada. “Lluvia de albóndigas” es en definitiva, un paso mas allá en la misión de borrar la etiqueta de “dibujos animados” como algo peyorativo, y descubrir a los ojos del mundo que la animación puede ser no solo entretenida, si no interesante para el público, independientemente de que tengas 4 o 40 años. Tronchante film, y desde luego uno de los referentes de los últimos años en su género.
Pantxo
Nota: 79/100
CDC 